Nueve minutos y medio de Berlanga. El final de Plácido. La película que la censura del franquismo desarrollista no permitió que se llamara “Siente un pobre a su mesa”, como la campaña de navidad del régimen, que parodia.
Extraordinaria y visionaria metáfora de la sociedad de nuevos (ricos) cínicos en la que nos convertiríamos, tiene además otro aliciente: en 1961 Berlanga documentó la prehistoria de las subastas solidarias, los telemaratones, los famosos con causa, el fundraising, los apadrinamientos y el marketing social en España. La radio benéfica de entonces y su contexto sentaron las bases sociológicas para lo que vino después. Recientemente han fallecido dos periodistas cuyos programas sentaron cátedra: Alberto Oliveras y Joaquín Soler Serrano (audios). El primero mantuvo en antena el programa "Ustedes son formidables" de 1960 a 1977, y el segundo se hizo famoso en 1962 por la cola de 10.000 personas que montó en la puerta de Radio Barcelona, gente que acudió a su llamada para ayudar económicamente a los damnificados de las riadas del Vallès, nuestra catàstrofe humanitària de cuando fuimos subdesarrollados.
Volviendo a la peli de Berlanga, en su fantástico guión no falta nadie: los pobres, las famosas, los medios y el campaigner. De Plácido al socialbid, del motocarro a las redes sociales, de Ollas Cocinex a Ryanair.
La última frase vomitivosolidaria que he leído: "la tripulación de cabina de Ryanair se complace una vez más en desnudarse con fines benéficos”. Es del presidente de Michael O'Leary, el colega de Díaz Ferran que dijo que se debería poder despedir a los huelguistas y prescindir de los copilotos.
Sobre el villancico final de la peli hubo debate. Se dudaba sobre si existía, o no, en la tradición popular: “No hay caridad. Nunca la hubo, y nunca la habrá”. Curiosamente lo último que hizo Berlanga fue colaborar con MSF en su campaña Pastillas contra el dolor ajeno. En un emotivo anuncio dice que “Lo mejor de hacerse viejo es que puedes creer en lo que te dé la gana”.
Siempre mejor creer en la justicia, que en la caridad, ¿verdad maestro?
Me hace el favor y me saluda a Saramago y a Labordeta.
1 comentario:
Cierto, tengo que recuperar esta gran película. Gracias por recordármela :-)
Siempre es un gusto pasar por aquí...
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