miércoles, 23 de febrero de 2011

Indeseable e impertinente como Gervasio

Foto de Gervasio Sánchez de su expo Desaparecidos
Ceremonia en Nebaj, epicentro de la represión en el triándulo ixil, Guatemala.

Pocos fotoperiodistas pueden hacer y decir lo que les dé la gana y Gervasio Sánchez es uno de esos. Ahora mismo presenta simultáneamente su trabajo sobre Desaparecidos/Desapareguts en tres centros culturales. Ayer estuve escuchando la conferencia que saca de gira cuando no está por el mundo, y aunque después comprobé en la red que siempre cuenta más o menos lo mismo, vale mucho la pena escucharlo y, además, pasa un montón de fotos y muchas las explica.

Repitió varias veces la máxima de Kapuscinski de que el periodismo debe ser indeseable, inoportuno y certero en su impertinencia, con el añadido explícito de Amira Hass de que objetivo del periodismo debe ser vigilar los centros del poder. Rajó de los periodistas que como cuenta Furio Colombo en Últimas noticias del periodismo, “viajan en pack, creando una Disneylandia de las noticias y renunciando a tener criterio propio”, de los que buscan el protagonismo y salen en plano, de los que persiguen exclusivas embarradas en sangre. Y coincidió con John Pilger en que el peor de los supuestos que interiorizan los periodistas es que el mundo debe leerse en términos de utilidad para Occidente, y no de humanidad. Amén.

Puesto que, dijo, no callarse nada es su manera de evitar el psicólogo, dejó perlitas como que Repsol dicta la política exterior de este país, Zapatero es el presidente que más ha instrumentalizado la palabra paz mientras cuadriplicaba la venta de armas del Estado español o que la Ley de memoria histórica no sirve para nada, pero sobre todo atacó el poder que más conoce, el de las empresas periodísticas: la crisis de identidad del periodismo empezó con los beneficios, cuanto más dinero se gana, menos periodismo se hace, y en España nadie hace verdadero periodismo de investigación sino periodismo de filtraciones y dossieres, periodismo de compadreo con el poder político y económico.

Con todo, lo mejor de su discurso fueron los ejemplos, los que realmente ponen de manifiesto hasta que punto el periodismo está en manos de cínicos impresentables. Explicó como en el Dominical de El País los jefes no quisieron darle una portada a sus imágenes de Vidas minadas (proyecto que, por cierto, se le ocurrió a un director de una revista del corazón, y no a una cabecera “de referencia”) porque eran demasiado duras, pero luego tuvo que escuchar su arrepentimiento… porque justo ese fin de semana se mató Lady Di y se perdió la preciosa oportunidad de ligar la no-portada del Dominical a la siniestra actualidad de la princesa cadáver comprometida con la prohibición de las minas antipersona.

Fantástico también oírle contar como después de su famoso discurso de 4 minutos en la entrega de los premios Ortega y Gasset, un responsable de Opinión de El País le felicitó y le preguntó por qué no se hablaba más del tema de la venta de armas en los medios. También dijo que Berlusconi no había cerrado CNN+ sino las pérdidas de 5.000 millones de euros ocasionadas por las juergas financieras de gestores irresponsables. Ciertamente a Prisa se la tiene jurada.

Y entonces... ¿cómo hacer un buen periodismo hoy? Lo que aprendí ayer:

1. Buscándose una alternativa laboral. Si el auténtico periodismo no se paga habrá que hacerlo de otra manera. Gervasio trabajó de camarero 17 años. Estaba sirviendo paellas mientras El País publicaba en el Dominical su reportaje sobre el décimo aniversario de la revolución sandinista en el 89.

2. Haciendo buenos proyectos: hacer buenas fotos no es difícil, lo difícil es hacer un buen proyecto, Desaparecidos se ha gestado durante 13 años. Hay que construir, seguir, acompañar los temas y a sus protagonistas.

3. Haciendo lo que crees aunque no se venda: en su caso, del bam-bam a las posguerras. Las guerras solo se acaban cuando las consecuencias se superan, la muerte, los muertos son obvios y es innecesario mostrarlos. Ni los periodistas ni las ONG deben hacer espectáculo ni de la guerra, ni de otras situaciones de vida cotidiana.

4. Estando dispuesto a dejarse herir interiormente, a permitir que algo muera dentro de ti. Si no sientes el dolor de las víctimas no podrás transmitir con decencia.

5. Acercándose a las víctimas con respeto: no hacer más daño del que ya hay, pedir permiso, explicar el objetivo del proyecto, crear la situación propicia para que la gente quiera contar, acompañar el tiempo necesario y discretamente, no molestar, no usar flash y, a veces, no hacer la foto. Conocer a las víctimas por su nombre, no reducirlas a ecuaciones numéricas.

6. Escuchando a la gente que huye de la violencia: Gervasio contaba que por la mañana le habían traído a un grupo de estudiantes de la ESO y que entre ellos había descubierto a un chaval colombiano de uno de los barrios más violentos del mundo. Les dijo a los profesores que lo escucharan a él.

7. Relacionando: empezar por las fosas comunes de Guatemala, seguir por las de Perú, Irak, Bosnia…y llegar a las de Toledo y Ciudad Real.

8. Documentando lo más cercano y mostrándolo con una nueva mirada, con nuevos enfoques, sin reiteraciones.

Decencia, Responsabilidad, Dignidad: por encima de todo defender el derecho de las víctimas a la dignidad. Palabra de Gervasio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicitats, Montse. M'ha agradat molt com ho expliques.
Marta Tudela

CRis dijo...

Felicidades

[La Otra Agenda] dijo...

Maravilloso post. Me lo guardo, para siempre :)