miércoles, 10 de junio de 2009

Perú: información + desinformación neocolonial


Tres días esperando algo más que un breve... y cuando El País se decide a informar sobre la crisis de la Amazonía peruana, lo hace sin explicar claramente los hechos ni los antecedentes, y poniendo por delante una única causa: su antiindigenismo ciego.
Menos mal que conozco Perú, y menos mal que los pueblos indígenas sí saben lo que es organizarse y también comunicativamente. A través de Servindi o de La Voz de la Selva, una radio social ubicada en la zona de conflicto, me voy enterando de todas las mentiras. También a través de los compañeros de la ONG catalana alterNativa que lleva un montón de años trabajando con Aidesep, la organización indígena que lideraba las protestas, reprimidas violentamente, por el gobierno peruano.

¿Los antecedentes? En el Museo del Inka de Cusco está el texto de la sentencia de muerte de Tupac Amaro II y la lista de castigos para los que apoyaron su rebelión indígena, en 1780.
“se prohibe que usen los indios, los trajes de su gentilidad, y especialmente los de la nobleza de ella, que sólo sirven de representarles los que usaban sus antiguos incas, recordándoles memorias que nada otra cosa influyen que el conciliarles más y más odio a la nación dominante, fuera de ser su aspecto ridículo y poco conforme a la pureza de nuestra religión”

“se prohíben y quitan las trompetas o clarines que usan los indios en sus funciones, a las que llaman pututos, y son unos caracoles marinos de un sonido extraño y lúgubre, con que anuncian el duelo y lamentable memoria que hacen de su antigüedad, y también el que usen o traigan vestido negro en señal del luto que arrastran en algunas provincias como recuerdo de sus difuntos monarcas y del día o tiempo de la conquista, que ellos tienen por fatal y nosotros por feliz, pues se unieron al gremio de la iglesia católica y a la amabilísima y dulcísima dominación de nuestros reyes”.
Así les arrebatamos su orgullo. Así les convencimos de que eran salvajes. Y nos lo creimos. Alan García es el virrey actual y El País le dicta el discurso desde el imperio de las trasnacionales. García acusa a los indígenas de ignorantes y quintacolumnistas, y El País "crea" un conflicto diplomático entre Perú, Nicaragua y Bolívia. Evo Morales, el gran perro, anda detrás. "Cholo es vocablo de las islas Barlovento; quiere decir perro, no de los castizos, sino de los muy bellacos gozcones; y los españoles usan del por infamia y vituperio". Eso decía Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales.

Sólo dos párrafos de hoy...

“Por el momento, el conflicto ha costado 33 muertes confirmadas (24 policías, cinco indígenas de los piquetes y cuatro civiles que participaron en los choques), aunque los nativos aseguran tener más víctimas mortales en sus filas”.

¿Y esa diferencia? ¿los indígenas de los piquetes eran más asesinables que los otros? ¿los indígenas no son civiles? ¿qué los estamos llamando?

"La protesta en nombre de 700.000 indígenas, de etnias distintas de la quechua, mayoritaria en el país, se desencadenó por la promulgación de unos decretos que abrían a la producción de biocombustibles lo que los indios consideran sus tierras ancestrales y, por ello, intocables".
¿Los indios? Recuperamos el lenguaje de la colonia sin pudor, pero obviamos su significado histórico y político: LAS TIERRAS ERAN SUYAS, la metrópolis los despojó.

El País, con Vargas Llosa, cree que el indigenismo es una ficción ideológica reaccionaria, colectivista, mágica, irracionalista, antimoderna y (soooooooobre todo) antiliberal. Desde ahí sólo se ven salvajes y terroristas.

Acompañándolos como hace Democracia Global,o fotografiando los muertos civiles que no pueden ser solo nueve (la voz de alarma nos la dieron las fotos del fuerte dispositivo policial y de cadáveres acribillados a balazos y quemados, de la ONG belga Catapa, fotos que, misteriosamente, han desaparecido de su web), se ven otras cosas:

Hoy, el Gobierno le hecha la culpa de la violencia a los dirigentes. No puedo dejar de decir que lo que yo he visto con mis propios ojos es lo contrario: son los dirigentes quienes han tenido la capacidad de conducir la protesta dentro de los márgenes del respeto a los derechos humanos. He sido testigo directo de cómo una ancha capa de dirigentes de mucha calidad humana, muchos de ellos profesionales, explicaban una y otra vez en cada asamblea y en cada reunión que la lucha debía respetar los derechos humanos, que sólo podrían triunfar si la protesta era pacífica y que si se volvía violenta sin duda serían derrotados. Así, han controlado durante 56 días posturas más radicales y han realizado acciones masivas y contundentes, como el cierre del flujo de petróleo y el corte de carreteras, pero siempre de manera pacífica. Ahora, el Gobierno ha forzado al caos, ha matado, herido y obligado a esconderse a muchos dirigentes y ha dejado un movimiento masivo y frustrado sin dirección política.
Arguedas, el gran escritor e intelectual indígena de Perú escribió: “Y el camino no tenía porque ser, ni era posible que fuera únicamente el que se exigía con imperio de vencedores expoliadores, o sea: que la nación vencida renuncie a su alma”.
Menos mal que no renunciaron. Están defendiendo la Amazonía para todos.
Para los hijos de nuestros hijos, también.

Me he pasao. I know.

2 comentarios:

Laura S Torné dijo...

Una apunte más sobre el artículo de EL País:

"Nicaragua ha concedido asilo a Alberto Pizango, líder indígena que organizó las protestas en la región amázonica que derivaron, la pasada semana, en la muerte de 33 personas, 24 de ellas policías."

O sea:
Alberto Pizango= organizó protestas
protestas = 33 muertes
Alberto Pizango = 33 muertes

Creo que estas estrategias las practicaban ya nuestros clásicos para convencer a su audiencia (a cualquier precio) a través de la asociación de ideas no tan similares.

Ibis dijo...

Es cierto que muchos medios siguen manejando el discurso y el lenguaje colonialista, más aún si provienen "del norte", donde muchas veces desconocen o conocen parcialmente la realidad, los actores, los intereses y las demandas que suceden "en el sur".
El manejo comunicacional del gobierno, que polariza y busca enfrentar a la población peruana tiene poco eco en el escenario nacional. Los peruanos y peruanas sabemos que no queremos muerte ni odio entre nosotros. Sabemos que la demanda es por un Estado de derecho que salvaguarde la vida y los derechos de todos y todas. Es hora que el Presidente García supere "su teoría del perro de hortelano" y sus calificaciones constantes de "subversivos" a todos aquellos que cuestionan o se oponen a su política económica basada en el extractivismo.