jueves, 22 de octubre de 2009

Look cooperante: fun morality

La firma española Missing Johnny no se conforma con vestir a una mujer que sólo se interesa por la moda, también se dirige a mujeres con carácter y comprometidas por su entorno. Por esta razón, para la realización de su nuevo catálogo han contado con la colaboración de la Cruz Roja. ¿El resultado? Una serie de fotografías impactantes, en las que se muestra la colección otoño/invierno en un entorno de solidaridad.

En la revista Yo Dona de El Mundo podéis encontrar más fotos "impactantes" de este catálogo insensato porque no se limita a la ambulancia, el maletín y el aparataje de emergencia sino que incluye como atrezzo mujeres latinoamericanas, jóvenes africanos y niños, iconos reconocibles de la inmigración y la miseria.

Como mujer con carácter y comprometida con mi entorno voy a escribir un mail al departamento de comunicación de CruzRoja-Comunidad de Madrid para pedir, por favor, que retiren esa campaña, y os invito a releer estas reflexiones del filósofo Daniel Innerarity (va por tí Jesús).

"¿Cuáles son los nuevos imperativos de esta 'fun morality'?: juventud, salud, esbeltez, ligereza, forma, satisfacción, velocidad, inmediatez, amabilidad... Sería precipitado hablar de un craso egoísmo. Esta ocupación primordial con el yo no tiene por qué ser incompatible con la atención a las necesidades del prójimo, siempre y cuando no pretenda ir más allá de lo que bien puede denominarse un altruismo indoloro.

Una moral del sentimiento es la única compatible con el nuevo individualismo. Desde luego, nunca ha habido tanto llamamiento a la solidaridad, tanta exhibición de realidades inadmisibles acompañada de un lenguaje de reprobación. Pero este éxtasis de la solidaridad es epidérmico, ligero y puntual. Es una identificación superficial con el otro, debido a la repugnancia del espectáculo del sufrimiento; es un compromiso nómada y parcial, moderado y distanciado. A menudo, basta un gesto de indignación para recuperar la buena conciencia.

La emoción suscitada por el espectáculo de niños famélicos es rápidamente olvidada gracias a la película que le sigue: asistir a un concierto de solidaridad, portar un 'slogan' antirracista, enviar un cheque para combatir una determinada enfermedad; todo esto no tiene ningún tono de culpabilidad. Los medios de comunicación exponen continuamente la infelicidad humana pero desdramatizan el sentido de culpa; la velocidad de información crea la emoción y la diluye al mismo tiempo. Estamos en la época de la eliminación y no de la fijación, de la sensibilización fluida y no de la intensificación de los sentimientos.

(...) Es una ética de triunfadores inocentes, de buena conciencia, que se conmueven fácilmente ante la desgracia ajena pero que no dramatizan las cosas excesivamente, que no imponen nada a nadie, que sólo desprecian la intolerancia, que llevan una vida sana y se mantienen en forma, que se manejan bien en la vida, que son autosuficientes, que sólo beben los fines de semana... No sirve, en cambio, a los marginados, los débiles, los gordos, los deprimidos, los subnormales, los lentos, los emigrantes, los presos, los que no saben hacer su declaración de la renta ni conocen los entresijos del Código penal, las madres de familia numerosa y las madres solteras, los habitantes del Tercer Mundo, los dolientes, los moribundos..."

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el concepto de fun morality, pero añadiría que no es casual que en esta campaña se haya apostado por el cuerpo de una mujer joven y bella, porque sumada a esa filosofía más o menos reciente del individualismo solidario, o de la solidaridad en solitario, ("solitaridad"?) está el caldo de cultivo patriarcal que dota de unas características muy concretas a los hombres y mujeres funmoralitianos. Los cuerpos de las mujeres no van a dejar de ser el centro del foco por mucho que tengan inquietudes. Aunque ahora "estamos de suerte" y se les va a presuponer bondad y quizás algo de inteligencia. Pero de esa inofensiva, no se asusten. Cosa que en realidad no deja de ser volver a atrás porque ese modelo tiene todos los ingredientes del ideal de mujer decimonónica: un ángel bello, espiritual y maternal, más en contacto con la naturaleza y el sentimiento... Ahora con un poco de picante porque usa gafas de sol y melena pero fíjense que no lleva escote ni se muestra más de la cuenta (ella ante todo es buena porque es cooperante).
Hacía tiempo que no veía una perversión comparable.
Marta Tudela

Anónimo dijo...

¡Cómo es posible que estas cosas sigan pasando!
Parece que la tendencia de la "solidaridad de moda" se consolida en lugar de que las posturas activas la desbanquen...

Anónimo dijo...

¡Cuánta razón lleva este hombre, y esta mujer que lo cita! El mejor comentario que se me ocurre es que “si el consumo se puede convertir en un acto de solidaridad, también la solidaridad puede convertirse en un acto de consumo”, como escribe Marisa Revilla en Las ONG y la política.
Araceli

Eloísa Nos dijo...

Motivos para el optimismo en esta noticia lozalizada por la incansable Montse Santolino:

http://www.publico.es/espana/271257/escandalo/cruz/roja/frivolizar/cooperacion