viernes, 22 de enero de 2010

Lo que ha hecho Piqueras en Haití

Escolares en Puerto Príncipe antes del terremoto-Flickr

Piqueras lo ha conseguido: puede montar su propia agencia de adopción cuando vuelva. Y aprovechar para escribir un libro o el guión de una miniserie, sobre la experiencia. Después de su crónica “Miles de niños huérfanos deambulan por las calles” (¿cómo confirmó que lo eran?) cientos (cientos!!!!!) de personas se han ofrecido en su blog para adoptar a esos niños haitianos.

Algunos comentarios que se repiten:
Dios mío!!! SAQUEN A ESOS NIÑOS DE ALLI!!!Por cada avión de alimentos que manden para alla, pongan un avión para los niñitos que deambulan por Haití. Con algún tipo de identificación y un documento en la mano que diga que los tenemos, sólo hasta que se encuentre a sus papas o a su familia. Pero sáquenlos de allí, por favor.

Yo tambien estaria dispuesta a acoger a algun niño, si es para siempre mejor que mejor..pero da igual si fuera por un tiempo y tuvieran la suerte de volver con alguien de sus familias…No se donde dirigirme, asi que por lo menos dejo mi direccion para por si acaso….

Yo también me traería un niño para cuidarlo hasta que se localizase algún familiar o lo adoptaría. Porque cierran ahora las adopciones que es cuando más lo necesitan. Por favor Pedro haz alguna gestión (…) Que lo digan en los telediarios a dónde debemos dirigirnos…

Francisco Peregil, en El País, pone su granito de arena con un artículo sobre un orfanato de Puerto Príncipe y aunque explica el veto del gobierno español a la adopción en caso de catástrofe natural, facilita el mail de la directora del orfanato. Algunos países han acelerado los procesos de adopción en marcha, y hasta la Junta de Extremadura se ha ofrecido a traerse niños en masa…

Mientras, Unicef alerta del robo de niños en el país. En medio del caos propio de estas situaciones, el sensacionalismo mediático y la repetición de imágenes de niños llorosos generan estas reacciones bienintencionadas, que son gasolina para alimentar el motor del tráfico de niños. Sin duda una de las consecuencias más graves de este tipo de coberturas informativas sobre catástrofes.

El País
recoge así esta noticia:
Después de reunirse con el gabinete de crisis, el representante de Unicef anunció que el Gobierno haitiano le ha prometido reforzar la seguridad en el aeropuerto, que hasta ahora había sido un desbarajuste. A Cornale le consta que, aprovechando la confusión de la tragedia, desde el aeropuerto de Puerto Príncipe están despegando aviones con niños raptados.
(...) Unicef ha creado dos centros de acogida para reunir a los pequeños perdidos que vagan por las calles. El primer objetivo es devolvérselos a sus padres, si es que viven, y, si no, a sus familiares, si es que todavía tienen. Sólo en el caso de que se acredite que se han quedado huérfanos, se entregarán en adopción, pero ésta tendrá que ser supervisada personalmente por el primer ministro de Haití.

En el blog que ha abierto Unicef sobre Haití, confirman la avalancha de consultas sobre adopción de niños haitianos y explican por qué ahora deben paralizarse y, sobretodo, por qué esos niños, preferiblemente, han de quedarse en su país:

Haití necesita disponer de todos sus recursos, y su recurso más valioso son sus niños y niñas. Muchas, muchísimas gracias a todos los que estáis dispuestos a darles todo lo que no tienen, pero en estos momentos lo poco que tienen es la base sobre la que pueden construir su futuro y el de su país. Démosles esa oportunidad ayudándoles a rehacer sus vidas junto a los suyos.

¿A alguien se le pasó por la cabeza adoptar a los niños huérfanos del Katrina? ¿Cómo España es el país con más paro de la UE, los alemanes o los holandeses deberían adoptar a nuestros niños? Cualquier imagen o comentario periodístico que insinúe que un país empobrecido no es “capaz” de hacerse cargo de sus niños es, primero, ofensivo para ese país y, después, cuestionable si no se acredita un conocimiento profundo de las redes sociales, tradicionales o institucionales de atención y protección de la infancia, diferentes en cada cultura y sociedad. En cualquier caso, una solidaridad bien entendida pasa por dar apoyo o ayudar a fortalecer esas redes.

1 comentario:

Leandro Fernández Miró dijo...

He leído esos artículos y esos enfoques y me he quedado ALUCINANDO!

Decir tan alegremente que 'tenemos que llevarnos' a esos niños y niñas es de una frivolidad alarmante: no importa si tienen familia, si les queda algún familiar igual es pobre y no tiene nada, no importa que ese sea su país, no importa qué quieren esos niños/as, tráiganlos y en todo caso ya se lo preguntaremos aquí cuando estén a salvo con nosotros....

Qué será lo próximo? Publicar la lista de precios y catálogo?

No sigo porque me arrepentiré.