sábado, 28 de abril de 2012

Katmandú: otra vez la solidaridad heroica



¿Y por qué este post ahora? Porque estaba medio escrito y esperaba en la recámara a que algún arrebato aparcara las urgencias para que este pobrecito blog volviera a estar atendido :(  Y porque Victoria Subirana, la profesora catalana que sirve de inspiración a la peli, estaba firmando ejemplares de su biografía este Sant Jordi. 

Las buenas intenciones son lo peor para los buenos guiones. Iciar Bollaín quería hablar del derecho a la educación, pero acaba explicando un modelo de cooperación muy poco transformador, donde el deseo de realización personal se confunde con las necesidades ajenas.

Lo mejor de la peli:  
 Los paralelismos entre la vida de dos mujeres de diferentes culturas, pero ambas machistas, que comparten una experiencia personal de cambio y liberación a través de la educación.
 El diálogo permanente entre la maestra occidental Laia i la maestra nepalí, Sharmila.
 El reflejo de cómo la educación fue y será uno de los ejes centrales del trabajo de cooperación internacional, como palanca de cambio imprescindible que es. Una historia larga de miles de profesores y educadores del Norte y el Sur que siguen implicándose a diario en otros tantos proyectos educativos, o en explicarlos en sus aulas.
-  Que la propia peli disponga de una guía educativa y de un blog dirigido a docentes, y que se conciba como herramienta pedagógica. 

Lo peor:
Presentar la solidaridad con los empobrecidos como una gesta de personajes heroicos y no como una responsabilidad ética y política de comunidades, pueblos o países.
- Presentar una heroína solidaria occidental que sabe lo que necesitan sociedades y comunidades que apenas conoce, sin preguntarles, o haciendo servir un conocimiento vital y superficial, ignorante de cuestiones políticas, económicas o culturales.  
- Presentar un modelo de ONG-misión personal que no precisa de organizaciones socias en el país donde se interviene, ni de base social o comunidades de apoyo en su país de origen, recurriendo única y exclusivamente al gobierno y a las instituciones internacionales para conseguir fondos, con el único aval de su palabra y su perseverancia, transmitiendo una idea absolutamente falsa de las exigencias de la administración para conceder fondos.

Los pases de la peli han devuelto a los focos a una ONG sin más proyecto que solucionar los problemas de su fundadora. Un encuentro Isabel Gemio-Victoria Subirana es un relato surrealista y confuso en el que se mezclan un marido maltratador, el embajador español, Intervida, y la infanta Cristina y Urdangarin. Subirana no entiende de lógicas estructurales: ella sólo quiere sacar adelante “su” proyecto que es “su manera de vivir”. Lejos de la tradición abierta y comunitaria de la educación popular y concientizadora de Freire, esta heroína “patenta” su método pedagógico y prepara la segunda parte de su biografía. La denuncia de la corrupción del gobierno nepalí le sirve para alimentar  un discurso dañino sobre la cooperación que dice que confiar en personal local es un peligro, y que el dinero debe enviarse a través de gente como ella “dispuesta a dar la vida para defenderlo”.

Y sin embargo la auténtica protagonista de libros y guiones debería ser siempre Sharmila. La profesora local que hace equilibrios entre el respeto a la tradiciones, y la necesidad de cambiar lo peor de ellas. Una Sharmila que cuestiona tanto a la arrolladora desarrollada,  impulsiva y ególatra, como a su castradora y clasista madre. Una Sharmila que ubica y traduce, y sin la cual las buenas intenciones foráneas no sirven de casi nada. Esa es la gente de la que se aprende, y la que cambia los mundos, aquí y en Katmandú. Esa gente y sus proyectos es la que se acierta (o no) a identificar y a acompañar.

Las escuelas del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil hubieran sido mucho mejor modelo para hablar de educación para la emancipación. Por ejemplo.

1 comentario:

Albert dijo...

Estoy bastante de acuerdo con tu crítica...aunque creo que es algo contundente. Tienes toda la razón que es más un ejemplo de cooperación impositiva sin tener en cuenta los valores culturales y sociales de las personas autóctonas y sin disponer de una participación activa de estos para modificar y/o decidir su futuro.
Sin embargo, tampoco creo que Victoria no haga una buena labor creando esta escuela, ofreciendo ni que sea algo más de lo que esos niños podrían llegar a tener nunca. La casta de los Intocables en la India y Nepal está muy mal considerada, de echo ni se la considera...son personas totalmente excluidas de la sociedad y llevaran siempre una etiqueta consigo. Por ese motivo creo que la solidaridad y cooperación de Victoria, aunque pueda ser egoísta y egocéntrica, aporta grandes beneficios a ese colectivo.

Saludos!